lunes, 1 de abril de 2013

Un cuento de la India

“La olla de barro”


Este es el cuento de un lechero adinerado que contaba con varios trabajadores a su cargo. Un día llamó a uno de sus trabajadores, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que fuese a un pueblo cercano y se la entregase a un cliente habitual. Por el esfuerzo adición del desplazamiento le prometió unas rupias extras. Ashok muy contento por el dinero extra que iba a percibir, colocó sin rechistar la olla sobre su cabeza y emprendió su camino. Pensaba en voz alta y decía: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien¡ Con ellas compraré gallinas, éstas muy pronto se multiplicarán y llegare tener más de diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé parte de ellas y me compraré una hermosa granja. Como ganaré mucho dinero, también voy a comprar muchas telas y me haré comerciante. Todo será estupendo. Me voy a casar, tendré una increíble casa y obviamente no me faltará un cocinero que me prepare a cualquier hora los platos más deliciosos del mundo, y si un día no cocina a mi gusto le daré una tremenda bofetada”. En ese mismo momento en el que pensó en darle una bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levantó su mano, provocando de esta manera que la olla se le cayera y se rompiera en mil pedazos contra el suelo derramando todo su contenido. Desolado, volvió al pueblo y al enfrentarse a su patrón este le dijo:
- ¡Necio! ¡Me has hecho perder las ganancias de toda una semana!
A lo que Ashok contestó:
- ¡Y yo he perdido mis ganancias de toda la vida!






 

 

 



Un cuento para pensar...



Este hermoso cuento de la India nos recuerda de una forma magistral que el futuro no es más que un simple espejismo. En lugar de divagar sistemáticamente con aquello que te gustaría tener o ser, dedica tu tiempo presente a sembrar acciones, para que sin obsesionarte con los resultados, te acerquen a tus sueños. ¡Permítete ser aquella persona que siempre has querido ser!


    

1 comentario:

  1. Me gusta mucho este cuento porque me recuerda al que me contaba mi abuela de pequeña para que pensara en el presente y no anticipara tanto al futuro.

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